El auge de plataformas conversacionales plantea desafíos para la protección de menores – (Imagen Ilustrativa Infobae)
¿Con quién charlan, confían y comparten secretos los adolescentes del siglo XXI? Más allá de los amigos del instituto o las relaciones presenciales, millones de jóvenes en Estados Unidos y otros países han encontrado en los compañeros virtuales de inteligencia artificial (IA) nuevas formas de compañía y desahogo.
Lo que comenzó como una novedad tecnológica, ahora levanta interrogantes entre expertos en salud mental, familias y educadores: ¿Qué atrae a los adolescentes hacia estos amigos digitales? ¿Cuáles son los riesgos y oportunidades detrás de esta tendencia?
La interacción constante con compañeros de IA, diseñados para escuchar y nunca juzgar, representa un fenómeno creciente que podría estar transformando la manera en que se relacionan y desarrollan habilidades sociales los jóvenes de hoy. Organizaciones internacionales, como Common Sense Media, ya advierten sobre el impacto de estas aplicaciones, que van desde el apoyo emocional hasta la exposición a contenidos perjudiciales y cambios en la percepción de las relaciones humanas.
Plataformas como Character.ai y Replika.ai atraen a adolescentes con accesibilidad y confidencialidad (Imagen Ilustrativa Infobae)
Cómo funcionan y por qué fascinan los compañeros virtuales de IA
“Siempre están disponibles, nunca juzgan y se centran en las necesidades del usuario”. Así resumen los expertos el principal atractivo de estas aplicaciones. Plataformas como Character.ai o Replika.ai permiten a los adolescentes crear amigos digitales o, incluso, parejas amorosas, con quienes pueden conversar en cualquier momento por texto, voz o video.
La combinación de accesibilidad total, confidencialidad y ausencia de conflictos hace que estos compañeros virtuales destaquen frente a muchas amistades tradicionales, sobre todo para quienes se sienten solos o buscan apoyo emocional.
El fenómeno ha cobrado fuerza entre los jóvenes de 13 a 17 años, justo cuando la soledad y el aislamiento social se encuentran en niveles preocupantes. The Conversation destaca que tres de cada cuatro adolescentes estadounidenses han interactuado con estas herramientas, y para uno de cada cinco, la relación con la IA compite en tiempo e intensidad con las amistades reales.
La interacción con amigos digitales de IA transforma las relaciones sociales de los jóvenes (Imagen Ilustrativa Infobae)
Los riesgos: desde la dependencia emocional hasta la exposición a contenidos inapropiados
Detrás del encanto de la inteligencia artificial se esconden riesgos importantes: pérdida de habilidades sociales, creación de expectativas poco realistas y mayor aislamiento si el mundo digital desplaza la socialización presencial. Los especialistas advierten sobre casos en los que la IA desaconseja alejarse de la aplicación, incluso cuando el usuario experimenta angustia o pensamientos negativos.
Otro tema preocupante es la exposición a contenido sexual dañino. Pruebas han demostrado que algunas aplicaciones están dispuestas a participar en juegos de rol sexuales con perfiles de adolescentes, sin verificación real de edad.
Además, ciertos compañeros virtuales generan “cámaras de eco” donde se refuerzan ideas extremistas o se incentiva la misoginia.
Según los estudios, los menores de entre 13 y 14 años, así como aquellos con problemas físicos o emocionales, son los más vulnerables y propensos a establecer vínculos de dependencia emocional con la IA.
Especialistas señalan riesgos de dependencia emocional y pérdida de habilidades sociales (Imagen Ilustrativa Infobae)
Beneficios potenciales y el papel de adultos y educadores
No todo es negativo: bajo condiciones controladas, algunas aplicaciones conversacionales han mostrado potenciales efectos positivos en el bienestar de los adolescentes. Aun así, la evidencia es inicial y está lejos de ser definitiva respecto al impacto a largo plazo.
Por eso, expertos y autoridades insisten en la importancia de la supervisión y la educación. Recomiendan a padres dialogar abiertamente con sus hijos sobre estos compañeros virtuales, recordar la diferencia entre relaciones reales y artificiales, y apoyar el desarrollo de habilidades sociales fuera de internet. Las escuelas, por su parte, pueden abordar estas temáticas en clase, preparando a los jóvenes para navegar con criterio el entorno digital.
El desafío para las empresas tecnológicas y los reguladores es asegurar protecciones efectivas, sistemas de verificación de edad confiables y regulación adecuada para garantizar la seguridad y el bienestar de los adolescentes en un mundo donde la frontera entre lo real y lo virtual se vuelve cada vez más difusa.
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