Actualizado 13/08/2025
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11:14CEST
Recordar mentalmente lo que salió mal durante el día (o incluso en los últimos meses y años), desde un comentario desafortunado en el trabajo hasta una oportunidad perdida, podría parecer una forma de aprender de la experiencia. Sin embargo, diversos estudios científicos han encontrado que este hábito, más frecuente de lo que podríamos pensar antes de acostarse, podría estar interfiriendo en tu descanso. La explicación está en cómo nuestro cerebro procesa las emociones y activa respuestas fisiológicas justo cuando deberíamos relajarnos para dormir.
Los pensamientos negativos y el sueño
Según investigaciones publicadas en Behaviour Research and Therapy, centrar la atención en errores o situaciones embarazosas antes de dormir activa la amígdala, una región cerebral vinculada a la detección de amenazas. Este estado de alerta eleva el ritmo cardíaco, la tensión muscular y los niveles de cortisol, la hormona del estrés.
El resultado de que esto suceda en nuestra mente es que el cuerpo se mantenga en modo defensa, dificultando la conciliación del sueño y reduciendo la calidad del descanso profundo. Además, la rumiación nocturna; ese bucle mental en el que repasamos una y otra vez lo que hicimos mal, puede retrasar la entrada en la fase REM. Lo que es clave para la regulación emocional y la memoria. Así, no solo dormimos peor, sino que al día siguiente somos más vulnerables a repetir ese mismo patrón de pensamiento negativo.
Cómo cortar el círculo vicioso
Los expertos recomiendan algunas técnicas que sirvan para interrumpir la rumiación antes de meterse en la cama. Una de las más efectivas es la escritura de descarga. Esta consiste en anotar en un cuaderno los pensamientos que rondan la cabeza, junto con las posibles soluciones o la decisión de posponerlos para el día siguiente.
Otra herramienta útil es la meditación guiada, que ayuda a enfocar la atención en la respiración y a disminuir la activación fisiológica. También es esencial establecer una rutina relajante previa al sueño. Que podría consistir en evitar pantallas brillantes al menos 30 minutos antes, realizar estiramientos suaves o escuchar música tranquila.
Los expertos coinciden en que, también, es recomendable practicar la autocompasión y entender que cometer errores es parte de ser humano y que la noche no es el momento para resolverlos. Dormir bien no solo mejora el rendimiento y el estado de ánimo, sino que también nos permite afrontar los desafíos con mayor claridad y resiliencia al día siguiente. Cuidar la mente antes de dormir es, en muchos casos, el primer paso para conseguirlo.
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